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Conteste de manera personal las siguientes preguntas:

 

1. ¿Los miembros de la Familia Empresaria son conscientes de: su dueñez, su historia, sus valores, así como de sus derechos y obligaciones?

 

2. Cómo Familia Propietaria de la empresa, ¿han definido conjuntamente la identidad de la misma, así como el rumbo que debe tomar y cómo alcanzarlo?

 

3. ¿Se tiene estipulado como política cuáles han de ser las condiciones para la Entrada de Familiares a la Empresa?

 

4. ¿Se tiene definida de una manera justa, clara y abierta la Política de Retribución a Familiares?

 

5. ¿Se tiene definido por la familia el Manejo y la Distribución Legal de la Propiedad: régimen económico, matrimonial, estatutos, testamento, etc.?

 

6. ¿Tienen previsto de modo claro, un Plan de Sucesión que les garantice una sana continuidad, sin abruptos ni decisiones al vapor, que pongan en riesgo el patrimonio familiar?

 

7. ¿Existe algún Consejo Familiar establecido que les permita como familia propietaria: explorar, analizar, dialogar y decidir los puntos anteriores?

 

Si puedes garantizar que las respuestas a las anteriores preguntas son afirmativas, entonces no necesitas un Protocolo Familiar.